Ellebanna - Estrategy Room, Terrassa - Review Escape Room

Hace unas semanas, el pequeño estado de Connecticut, al noreste de los Estados Unidos, amanecía con la inquietante noticia de que la famosa muñeca Annabelle había desaparecido del museo Warren. Conocida por los amantes de lo paranormal, Annabelle desapareció en extrañas circunstancias de la urna de cristal en la que estaba celosamente custodiada por el matrimonio formado por Ed y Lorraine Warren. Barbara Gurt, una fan de lo oculto, nos pide ayuda para investigar el caso...

Hola, me llamo Ana y me muero de miedo en las salas de terror.

Ahí van mis antecedentes y sin embargo, Ellebana, nos dejó tanto a mi grupo como a mi bastante fríos.
Si algo hemos aprendido con esta sala es que el contacto físico es mucho menos aterrador que el terror psicológico, y que una buena ambientación y un buen clima de tensión son muchísimo más efectivos que cualquier técnica de placaje o simulación de violencia.

La fama que precedía a la sala y mi propia sugestión previa (cebada por mi grupo y hasta por el propio máster en las redes sociales los días previos) me llevó a delatar mi terror antes incluso de dejar nuestras pertenencias en el paso previo a entrar. Es decir, que de puros nervios, di la nota con respingos y grititos contenidos ante cualquier mínimo movimiento del game master a nuestro alrededor en la presentación. Esto hizo que el máster -cuyo acting fue impecable, todo hay que decirlo- se diera cuenta en todo momento de cuál era el eslabón débil del grupo y que por ese preciso motivo prácticamente me eligiera para casi todas las pruebas de valor. En el fondo, tengo que agradecer el tratamiento de choque porque ha sido ciertamente efectivo.

Elegimos el modo ‘Realista’ dado que este era el aconsejado en la web para jugadores con un número elevado de salas a sus espaldas (como era el caso en los dos grupos que fuimos). Sabíamos que este modo incluía contacto físico, lenguaje explícito y la casi inexistente ayuda para la resolución de puzles; y esto no suponía ningún problema puesto que en ambos grupos preferimos que no haya pistas directas si no las pedimos o sin necesidad. Y si bien es cierto que ese es el pacto, también creemos que forma parte en el plantemiento de una sala y labor del master estar pendiente del grupo, controlar bien los tiempos y no permitir que haya un atasco tan brutal que no permita avanzar en el tiempo estipulado. No solo por la sensación insatisfactoria con la que se van los jugadores, sino también porque creemos que quien crea la sala, desea que pueda ser disfrutada al máximo; hay que enseñarla, porque hay invertida en ella muchas horas, mucho dinero y mucho esfuerzo y es una pena que esta expresión de creatividad y arte (que lo es) no pueda ser disfrutada por igual por todos los que pagamos por la experiencia.

Los dos grupos que fuimos ese día, ambos con unas cuantas salas a nuestras espaldas y funcionando muy bien entre sí (veníamos de hacer otro escape en donde nos sobraron 18 minutos, y no es raro), nos atascamos y nos quedamos sin ver 2 de las espacios de juego de la sala, y por tanto, sin hacer 2 de los puzzles (hay uno por habitación). Si esto pasa una vez puede ser mala suerte, pero si pasa dos grupos distintos, en dos sesiones tan seguidas y quedándonos en el mismo punto exactamente, nos dio que pensar que ese día algo no fue bien.

El día que fuimos no estaba “El Turco”, el afamado game master conocido por su interacción con los jugadores, y no sabemos si esto pudo afectar a nuestro juego. Según la explicación posterior del máster que nos asistió, normalmente están los dos, así que entendemos que se reparten las apariciones y quizá así puedan estar más pendientes del grupo y los timings (no queremos pensar que habiendo más apariciones de terror se entorpezca aún más a los jugadores)

Los puzles que pudimos jugar estaban ajustados en complejidad; ni fáciles ni difíciles, podían sacarse perfectamente pero la linealidad de los mismos hacía que si te quedabas bloqueado no hubiera otra cosa a la que poder dedicar tu atención para seguir siendo productivo mientras, en segundo plano, pensabas en aquello que se te estaba resistiendo. Como hemos dicho, solo hay un puzle por sala, y si no sale, solo puedes quedarte mirando a ver qué estás pasando por alto y sintiendo que no puedes hacer absolutamente nada más. En nuestro caso además esta situación se vio agravada porque uno de los grupos en una de las pruebas donde hay que colocar ciertos elementos en determinadas posiciones para activar electrónicamente un mecanismo era tan sensible que por mucho que lo intentamos, no conseguíamos hacerlo funcionar y estuvimos parados más tiempo del deseado.

Es cierto que escogiendo el Modo Realista, aceptamos que apenas recibiremos ayuda, pero nosotros como jugadores solo podemos ofrecerle al master información sobre nuestro nivel. Solo podemos decir “escojo este modo porque he jugado mucho”, pero solo el máster conoce la sala y es su responsabilidad decidir si necesitamos algo de ayuda y en qué momento. Además Ellebana en modo realista, tiene una forma muy fácil de dar esa ayuda sin necesidad de que se sienta como “un regalo”. En vez de simplemente dar la pista por el walkie, el máster en todo momento puede pedir pruebas de valor para facilitar esa pista. El modo realista debería ser algo más tipo “¿quieres la pista? ¡pues gánatela!” y funcionaría perfectamente. Por momentos parecía que era eso lo que se intentaba, pero era obvio que con un solo máster el sistema se quedaba cojo.

La ambientación de lo que pudimos ver (recordemos que nos dejamos 2 salas) es correcta. No es de las mejores que hemos visto, pero está bien, sin más. Muy probablemente lo mejor se reservara para el final, pero no pudimos apreciarlo. Algunos puzzles necesitan algo de mantenimiento (darte cuenta de que algo se mueve por las marcas que ha dejado es un poco cutre) y en general a la sala se le nota que tiene ya algunas años.

En resumen, solo podemos decir que ambos grupos salimos algo decepcionados. No solo por no salir y dejarnos 2 salas sin explorar, sino por quedarnos con una experiencia que nos supo algo descafeinada. Quizá fue que ese día no teníamos el mood de juego activado, o que estábamos cansados, o que es una sala realmente exigente, o que el hype era altísimo o como hemos dicho, que ese día el gamemaster no estuvo fino en cuanto a manejat el timing de las salas... pero qué pena no haberla disfrutado.

Quizá nos estamos mal acostumbrando a la nueva tendencia de las salas, donde ya no importa tanto hacer "buen tiempo" y "salir o no", sino más bien a hacer disfrutar a los jugadores de una experiencia más completa.

No podemos dejar de recomendarla, porque en condiciones óptimas estamos seguras de que es tan buena como nos habían contado, pero es justo que contemos nuestra experiencia y lamentablemente ese día, no nos fueron bien las cosas :(